El monóxido de carbono (CO) es un gas que no tiene olor, ni sabor, ni color, y tampoco es irritante, por lo que es muy difícil detectar su presencia rápidamente. Se genera a partir de la mala combustión de cualquier material que contenga carbono, como, por ejemplo, gas, petróleo, carbón, kerosén, nafta, madera, plásticos.

Para evitar que esto ocurra es fundamental controlar el buen estado de calefones, cocinas, calefactores, estufas, y todos los elementos que se utilizan para cocinar o calefaccionar el hogar.

Siempre es preferible que no se utilicen elementos del tipo “braseros”, de todos modos, si es el único medio con el que se cuenta hay que mantener siempre bien ventilado el hogar y nunca mantener el artefacto encendido durante la noche o en los momentos de descanso.

La intoxicación con monóxido de carbono es silenciosa y muy difícil de identificar. Esto hace que se registren miles de casos de intoxicaciones y fallecimientos cada año, principalmente en la época invernal, donde se combinan el uso de la calefacción a combustión con la poca o nula ventilación de los ambientes.

Recomendaciones:

• Mantener los ambientes bien ventilados
• Si se encienden brasas o llamas de cualquier tipo, no dormir con éstas encendidas. Siempre apagarlas fuera de la casa.
• No usar el horno u hornallas de la cocina para calefaccionar el ambiente.
• No encender motores a combustión (grupos electrógenos, motosierra, etc.) en ambientes cerrados, en sótanos o garajes.

Síntomas de intoxicación con monóxido de carbono:

• Dolor de cabeza
• Mareos
• Somnolencia
• Debilidad
• Cansancio
• Náuseas/vómitos

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