10 Julio 2014
Diabetes
La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que
representa un grave problema de salud pública en todo el mundo, puesto
que genera un importante número de muertes y discapacidades e impone
una alta carga económica a los individuos y a las sociedades.
La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica
heterogénea y compleja, caracterizada por una elevación permanente de
los niveles de glucemia, ya sea como consecuencia de una menor
producción de insulina y/o acción de la misma, generando la incapacidad
del organismo para metabolizar adecuadamente los nutrientes.
La diabetes mellitus comprende diferentes formas clínica, tales como
la diabetes tipo 1 o insulinodependiente, la diabetes tipo 2 o no
insulinodependiente, y la diabetes mellitus gestacional.
La intolerancia a la glucosa constituye un estado
prediabético y quienes la padecen forman parte de la población de
riesgo para el desarrollo de diabetes mellitus.
La diabetes mellitus tipo 2 representa la forma más
frecuente y su prevalencia aumenta a partir de la tercera década de la
vida. En nuestro país se estima que afecta a aproximadamente el 6% de
la población adulta (2.000.000 de personas), de las cuales el 50%
desconocen su condición de diabéticos, y por lo tanto no reciben ningún
tipo de tratamiento. Por otra parte, alrededor del 30% de las personas
que conocen su enfermedad no hacen ningún tipo de tratamiento y el 66%
de las que lo hacen tienen un grado de control metabólico pobre. En
consecuencia, 2 de cada 3 personas con diabetes padecen complicaciones
crónicas de la enfermedad.
Reviste un carácter familiar y algunos factores de
riesgo, tales como la intolerancia a la glucosa, el sobrepeso y el
sedentarismo son potencialmente reversibles modificando los estilos de
vida de las personas. Diversos estudios muestran que la disminución del
peso y el incremento de la actividad física regular se asocian
significativamente con una disminución en la aparición de diabetes
mellitus tipo 2. Por lo tanto, se concluye que la misma es plausible de
prevención primaria.
La diabetes mellitus tipo 1 se asocia a
determinados marcadores genéticos y a factores desencadenantes, tales
como toxinas e infecciones. Su aparición clínica es más frecuente en la
infancia, con un pico en la pubertad pero también puede aparecer en la
edad adulta.
El tratamiento previene algunas de sus devastadoras
consecuencias pero habitualmente no logra la normoglucemia o eliminar
todas las consecuencias adversas. Habitualmente el diagnóstico se
retrasa hasta la aparición de las complicaciones.
Las complicaciones agudas son de tipo metabólico y
comprenden la cetoacidosis diabética, la hipoglucemia y el coma
hiperosmolar. Las principales complicaciones crónicas son la
nefropatía, la retinopatía, la neuropatía, y las enfermedades
cardiovasculares y vascular periférica. El buen control de la glucemia
se asocia a disminución de las lesiones microangiopáticas, no siendo
tan claro el resultado en la enfermedad macroangiopática.
Las pruebas a favor de la prevención y la
intervención precoz, en función de la evaluación de los costos y los
beneficios, es abrumadora. Bajo esta evidencia se encuentran los
cambios en el régimen alimentario y los estilos de vida, los métodos de
tamizaje para determinar el riesgo o la manifestación temprana de la
enfermedad, el tratamiento precoz y las intervenciones farmacológicas.
Prevenir la diabetes salva vidas,
disminuye la morbilidad asociada a la misma y alivia la carga económica
que representa para nuestros países. Esto se debe a que al ser el
principal factor de riesgo de la enfermedad renal (IRC), la detección
temprana y el tratamiento oportuno, así como la toma de hábitos de vida
saludables, disminuyen la posibilidad de aparición de IRC terminal en
un 50% de los pacientes en los siguientes 25 años, lo que genera una
reducción del costo de la enfermedad que se ve reflejado en la
disminución de costos en hemodiálisis y transplantes, que actualmente
representa el 13% de los pacientes.
La segunda causa de lesión grave ocular, luego del
glaucoma, es por desprendimiento retiniano de etiología diabética,
estimándose que los programas de prevención disminuyen en más de un 50%
los gastos generados por la misma.
La diabetes es el tercer factor de riesgo de la
enfermedad coronaria, al asociarse con obesidad y sedentarismo, por lo
que el solo hecho del cambio de hábitos, disminuye en aproximadamente
un 60% las posibilidades de lesiones coronarias, atento que ésta
trilogía es la principal causa de insuficiencia coronaria, lo que
provoca una disminución de los días de internación por Infarto Agudo de
Miocardio (IAM), ya que el 15% de los mismos guardan una directa
relación con la diabetes.
La diabetes es además la primera causa de lesiones
vasculares periféricas, produciendo un alto porcentaje de amputaciones
no traumáticas de miembros inferiores (48%), con las consiguientes
discapacidades y jubilaciones prematuras.